jueves, 20 de octubre de 2011

Fantástico

Hice un cuento para literatura:) es un cuento fantástico, esto quiere decir que (se supone) empieza creando un mundo real y de repente pasa algo sobrenatural, que queda inconcluso o sin una explicación normal. Esto fue lo que salió:

Se hace tarde

Un día como cualquier otro. A las 8.00 estaba fuera de la cama, como siempre. A las 8.20 desayunando, a las 8.30 saliendo. Al encender el auto, algo en el estruendoso sonido del motor le recordó a Pedro Díaz que había olvidado agarrar su paraguas: el cielo oscuro y las nubes voluminosas anunciaban sin lugar a dudas una fuerte tormenta. Salió del auto.

Como siempre, al entrar a la casa evitó prender las luces; lo consideraba un gasto inútil, ya que conocía su hogar como la palma de su mano, y la luz del sol matinal solía iluminarlo todo a través de los grandes ventanales. Pero ese día, la tormenta inminente había oscurecido el cielo de tal manera que el interior de la casa estaba totalmente negro. A Pedro Díaz no le importó, y sin tropezar se dirigió al paragüero que había al lado de su habitación.

Tanteando en la oscuridad, sintió el borde del paragüero, afilado como un saliente rocoso. Su mano siguió avanzando, buscando el paraguas para poder irse de una buena vez; su jefe lo estaría esperando, y el mal día le hizo intuir que no estaría de humor para retrasos…

Ya debería haber encontrado el mango del paraguas a esa altura, pero su mano no hacía más que avanzar hacia el interior del paragüero, arañando la densa oscuridad. ¡Al fin! Su mano derecha chocó contra el mango del paraguas que apareció de repente, como surgido de la nada. Asió con fuerza la cosa, curva como una garra. ¿Era su imaginación o el paraguas estaba emanando calor? Lo tomó por debajo, y la tela se sintió de alguna manera suave y viscosa a la vez. Su mano no podía rodear el objeto, que de pronto parecía estar moviéndose, como si hubiera cobrado vida. La tela del paraguas piel, los palitos del paraguas huesos. Cansado, Pedro Díaz metió la mano de lleno en el paragüero.

Muy lejos de ahí, pasaban las 9.30, y el jefe de Pedro Díaz esperaba malhumorado la llegada de su empleado. Esperó y esperó. Y siguió esperando.

jueves, 13 de octubre de 2011

Carpe Diem

Salidas con amigas que te recuerdan lo buena que es la vida. El olor de los libros antiguos. Reír hasta llorar. Brisas frescas de verano que alborotan el pelo. Rodar en el pasto. Esa sensación de vacaciones aún cuando faltan meses para que terminen las clases. Mirar las estrellas, pensando en todo lo que tienen detrás. Escuchar el sonido del mar. Sentarse a ver el amanecer.Desperezarse hasta el límite, rodando entre las sábanas. Esos cinco minutitos más en la cama, que terminan convirtiéndose en veinte...

Pequeños grandes placeres de la vida, que podemos disfrutar todos los días si encontramos un tiempo para ellos.